Augusto Ibáñez Sacristán se despidió ayer entre lagrimas del mundo de la pelota. Este gran deportista riojano, más conocido por los aficionados como Titin III, jugó ayer su último partido como profesional en su cancha fetiche, el frontón Adarraga de Logroño. Frente a los suyos. En su casa. Fue un emotivo colofón para sus 22 años en la pelota a mano.
A sus 45 años, dice adiós con 1.805 partidos a sus espaldas que conforman una trayectoria que deja una profunda huella en los aficionados a este deporte, especialmente a los riojanos. Los apasionados de la pelota siempre le van a agradecer la «revolución» que significó para todo este deporte su irrupción en él.
Titín, quién debutó en 1992, veía como la pelota estaba apegada a una férrea tradición, tanto en juego e imagen, y a una empresa hegemónica, Asegarce. Este joven pelotari riojano por aquel entonces, hizo tambalearse todos los cimientos de la pelota cuando siendo solo una ‘promesa’ fichó en 1998 por una empresa nueva, Aspe.
El delantero riojano pasó a ser el jugador mejor pagado hasta entonces -alrededor de 3.000 euros por partido-, pero de paso «dignificó» el papel de todos los pelotaris, que mejoraron sus ingresos. A la vez, captó la atención de medios de comunicación y anunciantes y consiguió revitalizar los frontones, que pasaron a registrar llenos de los «fans» del riojano.
Cinco campeonatos de pareja y uno del cuatro y medio después se despide de los frontones una leyenda de la pelota a mano. Un titán de la pelota, un revolucionario del juego que ponía en cada partido todo para tratar de llegar al 22. Titín III, un antes y un después en la pelota.
No se marcha, seguro que seguirá en los frontones.
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